Chapitre VII – LA FINALITÉ DE L’ACTIVITÉ ÉCONOMIQUE : CONSOMMATION VERSUS TRAVAIL – Capítulo VII – LA FINALIDAD DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA: CONSUMO VERSUS TRABAJO

Chapitre VII 

LA FINALITÉ DE L’ACTIVITÉ ÉCONOMIQUE :  CONSOMMATION VERSUS      TRAVAIL

             Les causes originaires de la valeur économique ( terre, travail et capital) ayant été étudiées, nous nous sommes intéressés aux  causes finales subjectives et objectives. Nous avons tiré la conclusion d’une interconnexion entre causes finales subjectives et objectives, en soulignant le rôle de moteur que jouent les objectives. Nous estimons qu’il convient, maintenant, à ce moment de l’analyse,  de s’arrêter sur les possibles contenus concrets de ces causes finales.

            La recherche scientifique suppose une volonté de s’approcher le plus possible, avec la subjectivité personnelle du scientifique, de la réalité objective. L’important n’est pas de formuler ou non des jugements de valeur, mais de faire en sorte que nos jugements de valeur personnels  soient les plus proches possibles du « jugement de valeur » objectif de la réalité.

            Cette étude s’intègre à la perspective de l’économie positive, elle tente de décrire l’essence de la valeur, son apparence et elle détermine ce qui la fait augmenter. Je ne donne pas une définition universelle de la valeur, je dis,ce que je crois, personnellement, qu’elle est.  Je n’essaie pas, non plus, d’affirmer ce qu’elle doit être, je donne simplement ma propre définition de la valeur économique. Je tente de capter, cette vérité objective, inaccessible dans sa globalité.

            Il ne s’agit pas d’une étude d’économie normative mais plutôt d’économie positive. En tout cas, affirmer ce qu’est la valeur économique conditionne ce que doit être l’activité économique pour réussir.

            Si un ordre objectif idéal existe, bien qu’il ne soit pas totalement compréhensible par un homme quelconque, l’économiste ne peut ignorer un sujet aussi important pour sa science. Il se doit d’émettre une opinion et essayer de s’approcher par son appréciation à cette réalité idéale et objective qui détermine l’ensemble des actes économiques. Dans la mesure où, il arrivera à s’en approcher un peu plus, sa théorie pourra être considérée comme étant plus scientifique. Un  économiste ne peut refuser de formuler des jugements sur la nature humaine car il risque de vider sa théorie de tout contenu, il se ferme les portes de la recherche de la vérité scientifique.

            Les économistes modernes, appelés « orthodoxes », ont réussi à présenter une théorie économique qui se voulait éthiquement neutre, tout en se vantant de leur « professionnalisme ».  Gunnar Myrdal, dans son ouvrage : The Political Element in the Development of Economic Theory, démontra la frivolité et l’inconsistance de ces théories. Plus tard, dans son livre : An American Dilemma, il démontra qu’il est nécessaire, pour toutes investigations économiques, de travailler, du début à la fin,  avec des propositions explicites de ce qu’est la valeur. « Les conclusions de politique économique peuvent dériver rationnellement de ces prémisses de valeur et les faits peuvent être découverts à partir de la perspective de ces même prémisses »1

             Logiquement, pour découvrir les principes d’une science, il faut découvrir ses finalités. Hicks a écrit : « Il faut, en premier lieu, étudier le comportement d’une personne et d’une entreprise. »2

            Très probablement, la situation de crise actuelle de la théorie économique se doit au fait que nous ayons relégué, toute la réflexion sur la nature humaine et ses finalités, aux oubliettes. C’est ce que Hicks suggère, quand il écrit : « Lors de  ce siècle, on a peu étudié la théorie pure de la demande du consommateur, alors que ce sujet avait beaucoup intéressé Marshall et ses contemporains ».3 

            Aux progrès accélérés, de ce dernier siècle, en science économique, il manque la réflexion sur les finalités que nous essayons d’atteindre, c’est un peu comme si nous étions en train de courir, comme des fous, dans tous les sens, sans avoir de but.

1 MYRDAL, Gunnar, Contra la corriente. Ensayos criticos sobre economia,, Ariel, Barcelona 1980, p.10.
2 HICKS, Valor y capital, FCE, México 1974, p.23.
3 HICKS, op.cit,p.3.

FONDEMENTS DE LA VALEUR ECONOMIQUE FUNDAMENTOS DEL VALOR ECONÓMICO

Texto original del autor en el idioma castellano (español europeo):

Capítulo VII

 LA FINALIDAD DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA:

CONSUMO VERSUS TRABAJO

Analizadas las causas originarias del valor económico (tierra, tra­bajo y capital) y las causas finales subjetiva y objetiva, concluíamos la interconexión entre ellas destacando la importancia de las causas finales objetivas como causa motora de las subjetivas, éstas de la eficiente y, a su vez, ésta .de la material. Llegados a este punto de nuestro análisis, estimo conveniente detenerme en los posibles conte­nidos concretos de estas causas finales.

La investigación científica requiere un intento de acercarse lo más posible, con la subjetividad personal del científico, a la realidad objetiva. Lo importante no es formular o no formular juicios de va­lor, sino aproximar con la mayor plenitud posible nuestros juicios de valor personales al «juicio de valor» objetivo de la realidad.

El presente trabajo se enmarca en la óptica de la economía posi­tiva, que trata de describir qué es, cómo es y qué hace incrementar el valor económico. No afirmo lo que es el valor, sino lo que creo personalmente que es. No trato tampoco de afirmar lo que debe ser el valor económico, sino, insisto, lo que creo que es. Trato de captar, equivocadamente o no, esa verdad objetiva inalcanzable en plenitud.

No es un trabajo de economía normativa sino de economía posi­tiva. En cualquier caso, afirmar algo sobre lo que es el valor condi­ciona lo que debe ser la actividad económica para tener éxito. La esfera positiva de lo que es influye y determina lo que debe hacerse para conseguir una actuación adecuada.

Si existe un orden objetivo ideal, aunque no totalmente abarcable por hombre alguno, el economista no puede dejar de emitir su opi­nión en tema tan vital de su ciencia intentando aproximarse con su juicio valorativo a esa realidad ideal objetiva que condiciona el resto del actuar económico. En la medida en que consiga una mayor apro­ximación, su teoría será más científica. El economista no puede abs­tenerse de formular juicios sobre la naturaleza humana con riesgo de dejar abandonada al vacío toda su teoría. La negativa metodológica a realizar juicios de valor en tema tan vital es de hecho un juicio de valor. Juicio de valor de aparente neutralidad que cierra las puertas a la búsqueda de la verdad científica.         

Los modernos economistas denominados «ortodoxos» han con­seguido exponer lo que parece ser una teoría económica éticamente neutra e incluso se jactan de subrayar su «profesionalismo». Gunnar Myrdal, en The Political Element in the Development of Economic Tbeory, probó la frivolidad e inconsistencia lógica de estos plantea­mientos y más tarde, en An American Dilemma, demostró que, en toda investigación económica, es necesario, desde el principio hasta el fin, trabajar con premisas de valor explícitas. «Las conclusiones de política económica pueden derivarse racionalmente de estas pre­misas de valor y los hechos pueden descubrirse a partir del punto de vista de estas mismas premisas de valor». 1

Paradójica, pero lógicamente, para encontrar los principios de una ciencia hay que descubrir sus fines. Conviene insistir en la afirmación de Hicks: «Lo primero que hay que hacer es un estudio del comportamiento de la persona y de la empresa singulares». 2

Afirmar nuestra visión de la naturaleza humana se convierte en tarea insoslayable para fundamentar cualquier tesis en relación con una ciencia que tiene como fin y medio imprescindible para conse­guir ese fin, la persona humana.

Muy posiblemente, la actual situación de crisis de la teoría econó­mica tenga sus raíces precisamente en un relegar las reflexiones en torno a la naturaleza humana y a sus fines al desván del olvido. Esta opinión parece estar respaldada también por Hicks. «Durante este siglo se ha estudiado poco la teoría pura de la demanda del consumi­dor, asunto que había ocupado mucho la atención de Marshall y sus contemporáneos». 3

Los acelerados progresos especializados del último siglo en la ciencia económica adolecen de falta de reflexión sobre los fines, so­bre las metas que se intenta alcanzar, con lo que puede hacerse realidad la imagen clásica de correr alocadamente hacia ninguna par­te.

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 MYRDAL, Gunnar, Contra la corriente Ensayos críticos sobre economía, Ariel, Barcelona 1980, p. 10.
HICKS, Valor y capital, FCE, México 1974, p. 23.
 HICKS, op. cit., p. 3.

FONDEMENTS DE LA VALEUR ECONOMIQUE

FUNDAMENTOS DEL VALOR ECONÓMICO

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